Año 02 - Mes 07: Venecia y Nürburgring 2010

Bonita salida la del Desafío que me sirvió como entrenamiento para las vacaciones de Junio de mi piloto... esta vez de una sola semana, no pudo ser mas. Mi compañera AfricaTwin no me pudo acompañar en esta ocasión y me fui yo sola. Primer destino Mónaco, para dar unas vueltas al circuito y eso.

Por supuesto, el nivel de coches que circulaban por la famosa curva era impresionante.

También me saqué una foto en el no menos famoso túnel que resultó tener unos aparcamientos en su lateral derecho, curioso.

Y no podía faltar algún monumento a algún piloto de fórmula 1, en este caso a Fangio.

Después de tres o cuatro vueltas, aparqué en una sombra y dejé que mi piloto fuese a ver los yates y toda la parafernalia.

No veas como viven en este pequeño país-ciudad. Para muestra, mira como tienen la sede de su motoclub.

Y eso a pesar del poco espacio del que disponen que les obliga a hacer auténticas peripecias para construir los edificios y las carreteras.

Continué viaje por la carretera de la costa disfrutando del  paisaje y de los raros vehículos que por allí pululaban. Pero la costa está muy masificada, con infinidad de pueblos y muchísimo tráfio..

Así que tomé la autopista para visitar Pisa, donde no debía haber muy buenos arquitectos.

Vale, no todos los edificios están inclinadados…

Y la verdad es que son preciosos…

Pero datan de la época gloriosa del imperio Romano…

¡Y esa torre cualquier día se les cae!.

Abandonamos la visita turística y toca rodar por carreteritas interiores con puertos poco conocidos pero llenos de compañeras cuyos pilotos van dejando su marca en los carteles

El clima acompañaba, las carreteras estaban bastante bien... una delicia.

Poco a poco llegué a un pueblecito con mucha afición motera.

Todo gira alrededor de su ídolo, y no es para menos, es un gran campeón aunque este año cayó  ante el empuje de un joven piloto español.

Fíjate en esta foto, todas motos deportivas… ¿todas?, bueno, “casi” todas.

Cuando digo que todo gira alrededor de su ídolo, me refiero a esto: fíjate en su iglesia.

Por supuesto, hay un club de fans oficial con sede allí.

Y como no podía ser de otra forma, Santi entró a visitarlo.

No es que sea fan de ningún piloto en especial, así que hizo socio del club de fans a su hermano, Jose Angel (aunque todos lo conocen como Choche) al que le encantan las carreras de mis hermanas más deportivas, y así de paso se llevó una bolsa con unos cuantos regalo.

Para despedirnos, un última foto a la entrada del club..

Ya casi al anochecer nos acercamos hasta San Marino un país pequeñito, pero antes pasamos por el circuito de San Marino, que, curiosamente, no está en ese país… que cosas.

Amaneció un día precioso y ya a lo lejos se podía entrever que la visita a este pequeño país merecería la pena.

Desgraciadamente y como de costumbre, yo tuve que quedarme a las afueras mientras Santi recorría el centro peatonal.

Como era primera hora de la mañana aun había poco movimiento lo que facilitó la visita a los principales edificios de la ciudad…

Pero si algo impresionó a Santi fueron las vistas desde cualquier punto ya que se encuentra en lo alto de una pequeña colina con vistas de 360º..

Vistas que hacia el este alcanzan hasta el mar.

Después de unos cuantos paseos, Santi me llevó a ver los alrededores y las murallas..

Todo un descubrimiento con el que no contaba. La verdad es que las fotos no hacen justicia a este lugar... una pena.

De aquí me dirigí por una llana, larga recta, y congestionadísima autopista hasta Mestre, un pueblo justo al lado de Venecia.

Yo no puedo entrar a la ciudad de los canales, así que me tire toda una tarde de descanso y relax en el parking del hotel mientras mi piloto se dejaba los pies recorriendo esa turística ciudad bajo un sol de justicia.

No os voy a agobiar con fotos de esta ciudad, bonita pero un rollo, no hay calles asfaltadas, siempre en barquitas o góndolas.

Tan solo la plaza de San Marcos y algún lugar más serían accesibles para nosotras, pero poco mas.

A Santi le gustó aunque es la ciudad más turística que visitó hasta ahora, todo gira en torno al turismo.

La verdad es que me vino muy bien el descanso porque al día siguiente puse dirección norte hacia los Dolomitas, que estaban  allí al lado.

Como de costumbre por esta zona, el tiempo cambió radicalmente…

Comenzó a llover con una lluvia fina e incesante que no pararía en el resto del viaje... cuatro días bajo el agua.

No me importa demasiado el mal tiempo pero cuando recorro una zona desconocida o realmente preciosa como es el caso, no es nada divertido que todo el paisaje esté tapado por las nubes...

la lluvia se aguanta; la niebla y las nubes te fastidian las vistas...

Menos mal que algunos puertos ya los conocía, pero la niebla fastidió mucho.

En fin, subí el Passo San Pellegrino, después el Passo Sella (los dos repetidos del año pasado pero esta vez en sentido contrario).

Impresionantes las vistas de los Dolomitas… o lo poco que puedo ver de ellas.

Un poco decepcionada por tanta lluvia y tanta niebla, seguí viaje disfrutando, al menos, de los preciosos trazados de estas carreteras.

y me dirigí hacia Merano para encarar otro puerto que comienza aquí.

Este es uno de esos puertos que tienes que cruzar cada vez que pases a menos de 500 kilómetros de el... y empieza aquí.

Después de esta curva numerada con el 48, solo quedan otras 47 para llegar a la cima…

aunque por el camino encuentras sitios preciosos.

Y ya en el alto me invadió esa sensación que tuve el año pasado cuando pasé por aquí (con un sol radiante)... ¡Estoy en el Stelvio!... ¡¡¡OTRA VEZ!!!

La verdad que el tiempo no acompañaba, había pocas compañeras, casi todas las tiendas estaban cerradas, no se veía a mas de cinco metros de mi cúpula.... decidí bajar por la tercera vertiente del Stelvio puesto que la de Bornio ya la conozco del año pasado, así que me fui al  Umbrail Pass.

Afortunadamente, a medida que iba bajando la niebla se despejaba aunque no dejaba de llover.  Además, durante cinco o seis kilómetros desaparece el asfalto y se convierte en una preciosa pista de tierra. ¡Me encanta ser una maxi trail!.

No tiene ninguna complicación, es “una carretera sin asfaltar” por la que pasan cientos de compañeras de todo tipo cada día.

Al llegar abajo, Santi se nos hizo otra de las muchas fotos del viaje… bajo la lluvia.   

En el fono del valle cambia la vegetación y ya empiezan a verse las primera florecitas del verano… ¡qué bonito!... ¡y como llueve!.

Pero bueno, ya estaba en Suiza así que me fui  a hacer un par de puertos...

Buen asfalto, bonitos paisajes (cuando los puedo ver), poco tráfico, buen ambiente motero...

¿Se puede pedir más...?. Si, vamos a otro país, en este caso a Liechtenstein que me queda cerca y es pequeñito.

Tiene un bonito castillo que no me dio tiempo a visitar porque se me hacía de noche. El mal tiempo me retrasó mucho los planes...

De aquí a Alemania no sin antes pasar por Austria porque ya que estaba por aquí...

subí un par de puertos, claro.

El tiempo sigue fastidiándome los paisajes, pero las carreteras son una gozada.

Perfecto asfalto, poca señalización, escasos guardarraíles, árboles por doquier...

Incluso con el diluvio que me estaba cayendo  mis cubiertas rodaban seguras por el asfalto.

La primera visita programada de Alemania era el castillo de Neuschwanstein,

y a su “primo cercano” Hohenschwangau

Como se puede ver, el tiempo seguía sin acompañar lo mas mínimo, así que las fotos no hacen justicia a la belleza de estas construcciones.

Repito, no me importa la lluvia... ¡soy del norte!, pero las nubes y la niebla me están matando el viaje... ¡que pena!, con lo bonito que es todo esto y solo puedo ver una parte...

Con una lluvia cada vez mas intensa cogí mis primeras autopistas alemanas donde no hay límite de velocidad y pude correr “libre”... si no fuese por  las obras, la baja visibilidad y la terrible congestión del tráfico. Hubo tramos en los que la aguja de mi velocímetro llegaba a su tope máximo... ¡toma ya!. Pero solo fueron un par de ocasiones pero, ¿qué tiene de divertido una autopista recta?. Donde realmente disfruto es en las curvas, y para eso me fui a una de las carreteras más recomendadas de la zona, la  Schwarzwaldhochstrabe.

Buen asfalto, bonitas curvas y precioso paisaje... creo. Me lo pasé genial saliendo de Baden-Baden hacia Freudenstad y volviendo a Baden-Baden. Y no se porque me da pero creo que no soy la única moto que pasa por esa carretera...

Buscamos refugio en un hotel en la carretera, junto al lago, todo muy idílico… bajo la incesante lluvia.

A Santi aún le dio tiempo de dar un paseo alrededor del lago en un momento que cesó de llover.

El día siguiente amaneció lloviendo, como no, y al pasar cerca de la frontera con Francia me hice esta foto donde se ve claramente que en Alemania no tienen límite genérico de velocidad para las autopistas.

Eso si, te puedes encontrar con otros límites de lo mas subrealistas.

De aquí me dirigí a mi siguiente destino después de tocar ligeramente Luxemburgo y Bélgica. La zona es bonita, bastante rural...

Y se respira ambiente motero por todas partes ...

No en vano estoy en Nürburgring.

Por suerte, el tiempo me dio un respiro al llegar al circuito, así que dejé que mi piloto se fuese a comprar unos recuerdos..

Y visitara el museo de pasada, porque la entrada era cara y estaba a punto de cerrar…

Mientras yo esperaba fuera con amigas de lo más variopinto

Y, por fin, llegó el gran momento....

La entrada al circuito... 20 kilómetros para mi sola...

curvas y mas curvas, que  hicieron que apenas sacase fotos, me dediqué a disfrutar del momento con suficiente precaución.

Esto es surrealista, hace tres meses estaba rodando sobre las dunas de Merzogua en Marruecos y ahora estoy rodando en un circuito de velocidad en Alemania... ¡Me encanta ser una maxitrail!.

Eso si, en cuanto le cogí el “tranquillo” a la “conducción deportiva”, se me hizo corto el circuito y se acabó mi vuelta... No obstante, tengo que repetir esta experiencia pero cuando la pista esté totalmente seca y haya mejor visibilidad... ¡¡¡que bien me lo pasé!!!.

Ya así di por finalizado el viaje poniendo rumbo de nuevo a España. Una paradita en un hotel de carretera…

Y al día siguiente una tiradita de 1.333 kilómetros para llegar a casa con tres paradas para repostar y que Santi “hiciese sus cosas”. Por cierto, tan solo dejó de llover  cuando faltaban unos 50 kilómetros para llegar a casa.



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2 comentarios:

  1. Buen repaso de destinos míticos.

    Saludos

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    1. Gracias, la verdad es que cada vez que me planteo un viaje miro mucho lo que me queda "al alcance" para intentar ver todo lo posible de la que paso... y de momento no me fué mal del todo.

      A ver si puedo seguir así.

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