Año 07 - Mes 07: Los Alpes 2015

Junio es el mes que mas nos gusta para viajar, y este año no sería una excepción…

A pesar de que tuve que cancelar el viaje inicial en el que iba a conocer nuevos países, nuevas carreteras, nuevas ciudades, nuevos horizontes… Me planté el viernes por la mañana en el trabajo totalmente cargada con el equipaje de Santi, como cada vez que nos vamos, pero a última hora surgió un problema laboral y se anuló la salida así que volví cargada el lunes y tampoco pudo ser, el martes… tampoco, pero el miércoles… el miércoles salimos de viaje.


A las 18:00 Santi dejó el trabajo, se cambió en los baños de la oficina y un cuarto de hora estábamos en ruta hacia Irún, el primer hotel de este viaje exprés tras mi primer depósito de gasolina y quitando los 400 kilómetros por territorio nacional…

Para que al día siguiente solo hiciese falta atravesar ese río para entrar en Francia…

Y recorrer kilómetros y kilómetros de autopista que nos irían acercando rápidamente a nuestro destino final.

Bueno, vale, cada 400 kilómetros la paradita de rigor para llenar el depósito y que Santi “cambiase líquidos” y descansase un poco.

Mas autopista con sus numerosos peajes, incluyendo el gigantesco del acceso a Marsella.

Tras pasarlo con poco tráfico y después de otro repostaje, dejamos la autopista por unos días para adentrarnos en la costa del Mediterráneo, entre Niza y Monte Carlo.

Impresionante día de sol e impresionantes vistas de esta lujosa zona…

Que recorrimos un buen rato con tranquilidad después de tanta autopista.

Eso si, tampoco me adentré en Niza que las grandes ciudades me gustan tan poco como las autopistas…

Así que me limité a recorrer la carreterita de la costa…

parando en cada rincón para que Santi hiciese fotos y disfrutase del paisaje…


Mientras poníamos rumbo a nuestro próximo destino:

El circuito de Mónaco y su famosísima curva..

Y su no menos famoso túnel.

Tras un par de vueltas de rigor por las calles abarrotadas de coches, nos dirigimos al puerto…

Que quizás es el mejor sitio para hacerse una idea del nivel de vida de este pequeño país.

Desde luego, el lujo está por todos lados y la ciudad está llena de coches con lo que no es nada divertido rodar por aquí…

Así que me fuí rumbo este, saliendo de la ciudad en dirección a Italia.

Tras hacer noche en Mentón, último pueblo francés antes de la frontera con Italia, comenzamos el verdadero viaje dejando de lado las autopistas… bueno, mas bien “encima”.

Toca adentrarse en los Alpes más al sur, donde comienzan a verse grandes montañas y bonitas construcciones para superarlas como ese puente en curva…

Que perteneció a un ferrocarril abandonado pero que se mantiene en muy buen estado.

Así llegué al primer puerto, el Col de Castillon que aún no conocía a pesar de haber pasado por aquí el año pasado.

De ahí bajamos al bonito pueblo de Sospel…

Que es el comienzo del siguiente puerto,…

Un puerto con bonitas vistas en un día soleado como el de hoy,…

Pero que destaca especialmente con sus construcciones para elevar la carretera en muy poco espacio.

Muros de piedra por doquier y curvas de 180 grados que giran totalmente sobre si mismas…

Dando lugar a una carretera increíble…

Que es mundialmente conocida por el rally que se celebra aquí.

Por supuesto, una nueva foto en lo alto del Col de Turini.

Todo alrededor tiene sabor a carreras, incluidos los coches que pude ver aparcados en uno de los bares del alto del puerto.

Tras un ratito de descanso, comenzamos a bajar por la cara norte donde hay unas vistas preciosas de la carretera…

Y de las montañas, y del valle, y de los pueblos…

Y es que rodar por los Alpes con buen tiempo es algo espectacular.

Y así, sin tenerlo previsto, llegué al siguiente puerto que tampoco estaba planificado, el Col de Sain Martin.

Por cierto, aquí pude comprobar que si un compañero camión se queda pequeño para el equipaje de los humanos, siempre se le puede enganchar un remolque.

En fin, nosotros a lo nuestro y seguimos por las carreteritas de la zona…

Que nos llevaron por zonas conocidas…

Hasta el comienzo del siguiente puerto, uno de los grandes.

Son muchos kilómetros de ascenso y nos lo tomamos con calma, no hay prisa así que a hacer fotos…

Y fotos curiosas, estos si que tienen mérito.

Poco mas arriba ya se puede ver esta impresionante vista de lo que vamos dejando atrás…

Y también de lo que nos queda por delante, un paisaje totalmente distinto…

Pero que impresiona lo mires por donde lo mires.

La suerte de estos días tan claros es que puedes deleitarte con las vistas en todas direcciones…

Sin perder nunca de vista la cumbre, allí arriba.

Mira, y este es el gran “truco” de este puerto, en realidad hay una carretera justo detrás de mi que pasa de un lado al otro de la montaña pero aquí podemos ver como la carretera sigue hacia arriba para rodear ese promontorio y bajar por el otro lado…

Dando lugar así al puerto de montaña mas alto de Europa, el Col de la Bonette.


Vamos bien de tiempo y es una pena desperdiciar estas vistas así que nos entretenemos otro rato aquí arriba…

Como todos los demás, claro.

¿No me diréis que no merece la pena estas vistas?.

Pero bueno, vamos a ir bajando poco a poco dejando de lado las construcciones militares de la zona alta…

Para recrearnos con las pequeñas lagunas que hay mas abajo…

Y los caudalosos ríos de agua brava del fondo del valle.

Llegamos al pueblo de La Condamine-Châtelard donde se suele tomar el Col de Vars para llegar a BrianÇon, pero esta vez tenemos otros planes.

Santi había oído hablar de un curioso paso por un túnel y tomamos una carreterita muy estrecha y en malas condiciones.

Bien, parece que no vamos descaminados, tiene que ser por aquí.

Enseguida desaparece el asfalto y la carretera se convierte en una pista sencilla entre cientos de pinos.

Anda, mira que puente mas bonito…

Siempre soñé con hacerme una foto así en uno de estos puentes de madera.

Tras cruzar el río desaparece toda la arboleda y el paisaje se vuelve mucho mas agreste… e impresionante.

Llegamos, la pista se hizo bastante incómoda en los últimos kilómetros, no es nada complicada pero si tiene mucha piedra y entre las maletas, el equipaje, mi peso y el de Santi… se hizo pesada.

Venga, una foto, que esto cuenta como puerto.

El Col du Parpaillon.

Santi investiga un poco y no puede contenerse a hacer una foto “artísitca”.

Venga, bah, a cruzar el túnel…

Que resultó estar lleno de grandes charcos de agua de cierta profundidad, pero nada complicado.

Por fin salimos por el otro lado sin ningún problema y con mis bajos manchados de barro, como una profesional.

Curioso puertecito, ahora vamos a bajar con calma disfrutando del paisaje.

Desde luego da gusto encontrarse con estos días tan fantásticos cuando viajas por los Alpes.

La parte mas baja volvió a llenarse de pinos pero con la particularidad de que albergaban cientos de enormes telas de araña que atravesaban la pista de lado a lado y yo iba atravesando y pegando en mi pantalla, focos, retrovisores y guardabarros, nada preocupante pero un poco molesto.

Al final divisamos el Lac de Serre-Ponçon…

Y enseguida llegamos al fondo del valle con su correspondiente río, por supuesto.

De nuevo otra bonita carretera conocida…

En la que me encontré con un buen rebaño de habitantes locales. Paré, por supuesto, tienen preferencia y yo no tengo prisa.

Poco a poco ascendemos hasta llegar a La Casse Déserte, un impresionante paraje que me fascina cada vez que lo veo.

¿No piensas tu lo mismo?.

Pero bueno, continuemos ascendiendo por esta preciosa carretera…

Sin dejar de contemplar el paisaje, que para eso vinimos.

Arriba, ya llegué a otro puerto, el Col D’Izoard, uno de los colosos.

Anda, venga, hazte tu foto conmigo.


Echando una miradita atrás vemos como siguen llegando mas compañeras…

Y es que el día, la carretera y el paisaje acompañan,…

Es normal que haya mucho ambiente arriba.

En el descenso vemos el típico coche con los fotógrafos haciendo fotos a los ciclistas y motoristas que luego podrán verlas en internet y comprarlas si les apetece.

Ahora que me doy cuenta, este puerto ya lo crucé dos veces en la misma dirección…

Y me da la sensación de que esta cara tiene que ser muy divertida en sentido ascendente.

Tomaré nota para la próxima: Col d’Izoard en sentido norte-sur.

Anda mira, alcanzamos a una hermana justo antes de BrianÇon.

Y tras un pequeño atasco, nos dirigimos a Italia por un puertecito que aún no conocía, el Col de Montgenevre.


A partir de aquí seguí por una carreterita que a travesaba el pueblo de Sestriere…

Y, como no, el puerto de su mismo nombre.

Bajando este puerto tomamos un pequeño desvío por una carreterita estrecha pero muy bien asfaltada…

Que nos va regalando unos paisajes fantásticos a medida que ascendemos.

Pero lo mejor está al llegar arriba, estamos en el Colle delle Finestre…

Y su principal característica es que la cara norte tiene sus últimos 6 ó 7 kilómetros sin asfaltar.

Además, este año subió por aquí el Giro de Italia.

La pista-carretera está en perfecto estado, con una simple capa de asfalto sería una carretera perfecta pero… a mi me gusta mas así.


Bajando el puerto me encontré con dos compañeras que subían…

Y es lógico porque además de ser curioso, es un puerto con un paisaje espectacular.

Además no hay tráfico a penas…

Incluso en la zona asfaltada de la parte mas baja, entre los árboles…

Donde el frondoso bosque no deja ver otra peculiaridad de este puerto:…

El montón de curvas de herradura enlazadas que tiene, todo un recital de curva y contracurva.

El puerto acaba en Susa e inmediatamente comencé el ascenso al siguiente puerto, un puerto que ya conocía…

Y que tiene unas curiosas protecciones que se asemejan a las almenas de un castillo.

A pesar del poco tráfico vemos que es una ruta frecuentada por transportes de mercancías.

Lo que mas me llama la atención de este puerto no es su bonito paisaje, que lo tiene…

Sino el espectacular muro del pantano que hay en la zona alta.

Aquí la carretera bordea el lago en un divertido trazado casi llano a pesar de ser un puerto de montaña.

Finalmente coronamos el Col du Mont Cenis…

Y como ya estuve aquí el año pasado visitándolo con tranquilidad…


Comencé el descenso por la otra vertiente…

De nuevo en tierras francesas…

Con destino al bonito pueblo de Lanslebourg-Mont-Cenis.

Ya conocía este pueblo y sus bonitas calles de hace unos años…

Y salimos de el en dirección este con un día ligeramente nublado…

Que me llevó enseguida a cruzar el primer puertecito del día, el Col de la Madeleine,…

Que está de camino al precioso…

Y abierto valle…

Que me llevaría al siguiente puerto…

Desde cuyas primeras curvas se podía apreciar el valle que dejábamos atrás.

A medida que ascendíamos, el tiempo parecía que se iba despejando…

Pero al menos no había nieve como se puede ver aquí ya que hace dos años tuve que dar la vuelta en este mismo sitio por una imprevista nevada que cerró la carretera en un par de horas.

En fin, como sin darme cuenta, coroné uno de los grandes colosos, el Col de l’Iseran,…

Desde el que las vistas son impresionantes…

Pero hacía un frio terrible para esta época del año,…

Tanto que allí, al fondo…

Había una estación de esquí abierta y gente esquiando a mediados de Junio.

Menos mal que pocos kilómetros más abajo la temperatura ascendió un poco.

Por cierto, no deja de sorprenderme que la mayor parte de estos puertos carezcan de nuestros omnipresentes guardarrailes.

Seguimos descendiendo y Santi se para en cualquier sitio a sacar fotos y ver el paisaje…

Aunque reconozco que el pueblecito de Val-d'Isère se lo merece.

Venga, bah… anda… mira que bajo está el embalse del Lac du Chevril, nunca lo había visto así.

Justo antes de llegar a Bourg-Saint-Maurice torcemos a la derecha y comenzamos a subir otro puerto donde me encontré con este curioso monumento de madera…

Donde Santi no pudo aguantarse, por supuesto… tenía que subirse, claro.

Menos mal que fue solo un ratito y enseguida retomamos la marcha…

Para coronar el siguiente puerto, el Col du Petit St. Bernard.

De nuevo frío y poca gente en los puestos de recuerdos…

Así que tras la típica foto con la mascota del puerto…

Comencé el descenso que me llevaría al valle de Aosta, de nuevo en Italia y por el que circularía unos pocos kilómetros…

Antes de comenzar el ascenso al siguiente puerto.

En esta ocasión llama la atención las dos carreteras, una nueva y rápida encerrada en un túnel que a veces va elevado,…

Y la vieja y lenta carreterita por la que yo ascendí, llena de curvas…

Y espléndidos paisajes…

Que me llevarían al característico embalse de la cima…

Del Grand St. Bernard.

Para no variar, hace un frío que me baja la temperatura del aceite en unos minutos…

Pero el paisaje invita a quedarse un rato contemplándolo.

El descenso ya es por Suiza, donde siempre tienen unos carteles muy específicos para avisarnos del peligro de sobrepasar nuestros límites.

Por cierto, esa cosa rara que se ve debe ser un respiradero del túnel que atraviesa la montaña y evita el puerto.

La carretera acaba en Martigny y a partir de ahí seguí en dirección a Brig por la nacional que va paralela a la autopsista, un rollo de carretera que se convierte en una delicia a partir de este último pueblo, sino mira que puente colgante me encontré por el camino,…

O este pueblecito que bien podría ser el de Heidi,…

O las carreteras rectas del fondo del valle sin guardarrailes inútiles ni excesivas señales.

En fin, toca disfrutar de Suiza y nada menor que comenzar el ascenso a otro puerto...

Lleno de curvas, como no podía ser de otra forma.

Aquí la nieve es algo serio porque más de dos metros de nieve al lado de la carretera a mediados de Junio es algo a tener en cuenta, ¿no?.

En fin… coroné de nuevo el Nufenenpass…

Con un frío importante que de nuevo se atenuaba en la bajada.

El puerto acaba en el pueblo de Airolo donde empieza el siguiente puerto que nos deja unas bonitas vistas del valle…

Aunque lo que mas llama la atención es la calzada del puerto, adoquinada en gran parte.

Eso si, hay una variante mucho mas nueva que aun no conozco y que va elevada en varios tramos para ganar altura rápidamente.

Pero… no tiene estas visiones que se pueden ver en este trazado….

El famoso carruaje de cinco caballos que hace el trayecto del puerto… 
para disfrute de los turistas que lo ven y de los que van a bordo.

Después de ceder el paso al carruaje, enseguida llegué a la zona mas emblemática del puerto donde se pueden ver las múltiples curvas realizadas con piedra…

Al igual que la propia calzada.

Ah, y el trazado no tiene nada que envidiar a cualquier otro puerto de curvas…

Como lo atestiguan la cantidad de vehículos de dos y cuatro ruedas que pasaban por allí.

Mira que paisaje…

Y mira que curvas.

Arriba poco ambiente, hacía un frío terrible…

Y casi no había gente…

A pesar de tratarse del San Gotardo.

Como había un frío impresionante, bajamos enseguida y al llegar a Andermatt me encontré con una desagradable sorpresa en un cartel…

Que se confirmaría unos metros más adelante: la carretera que debía llevarme a la base del Sustenpass estaba cerrada.

Cambio de planes, no puedo hacer el mítico círculo así que ascendí por donde tenía pensado bajar, encontrándome con lluvia en la zona alta y algo de niebla que apenas me dejaba ver el fondo del valle.

Menos mal que la niebla no era muy cerrada…

Y pude coronar mi tercer Furkapass sin problemas de visibilidad…

Salvo en las cimas de las montañas, dejando el espectacular paisaje de media montaña totalmente a la vista.

En la bajada poco tráfico y no paré nada…

Hasta coronar el siguiente puerto con su característico pantano en el alto…

Que esta vez estaba casi congelado, con unos impresionantes trozos de hielo que daban buena muestra del frío que hacía.

En fin, mi tercer Grimsel pass y el segundo con frío y viento,…

Tanto viento que la estatua motera de hierro que da la bienvenida a todas las compañeras se encontraba tumbada.

Emprendimos el regreso por el mismo sitio que vinimos, parándonos a contemplar el trazado del Furka desde el Grimsel, simplemente impresionante.


Un poco más abajo volvimos a parar y echamos un vistazo a la carretera que lleva a Brig… y decidimos bajar, que teníamos tiempo de sobra y aquí abajo no estaba tan frío.

La vista del Grimsel desde abajo es realmente espectacular como todas las vistas por esta zona.

Tras un ratito de paisajismo, volvimos a ascender por la ladera oeste del Furka, dejando atrás la estación del tren de cremallera donde se dividen los dos puertos: el Furka a la derecha y el Grimsel a la izquierda.

Tan solo un par de kilómetros mas arriba volvimos a parar para contemplar de nuevo el Grimsel…

Y echar una ojeada a lo que nos queda por ascender del Furka, con su enorme glaciar a la izquierda.

No hay mucho más que decir, lo mires por donde lo mires, el paisaje suizo es increíble.

Anda, mira… estas dos pequeñas compañeras no se cortan con nada, así da gusto.

Pero bueno, seguimos tras pasarlas y saludarlas encaminándonos de nuevo al valle de Realp.

Viajando con Santi es imposible pasar por esta estación sin parar a hacer una visita a los vagones del tren turístico del Furka… aunque tampoco pudimos ver esta vez la locomotora.

Eso si, acababa de llegar un tren lanzadera de los modernos, los que atraviesan la montaña por un túnel uniendo los pueblos de Oberwald y Realp. Así tiene que dar gusto viajar… o no.

Como había tiempo de sobra, nos acercamos a Andermatt y me quedé aparcada un rato mientras Santi se fue a turistear…

Por una bonita ciudad pero muy cara y muy solitaria para lo que suele ser en esta época. En el hotel nos dijeron que el cierre de la carretera les estaban causando muchas molestias.

En fin… nos encontramos con otro trenecito de cremallera camino del hotel que estaba justo en el cruce de la carretera donde ésta se divide hacia el Furka o hacia el San Gotardo.

Por cierto, mira quien estaba repostando gasolina en el pequeño surtidor que había al lado del hotel: los tres grandes ciclomotores y sus intrépidos pilotos.

Sigo disfrutando de buen tiempo aunque con algo de frío y niebla…

Que en ocasiones hacen aún más guapo el paisaje.

El ascenso al San Gotardo lo hice rápido, sin paradas…

Hasta llegar al alto donde disfruté un ratito del embalse.

No había nadie a estas horas y hoy iba a estrenar la carretera nueva para poder ver el trazado empedrado de lejos.

Venga bah… ponte tu también, anda, que no te aguantas.

La verdad es que desde aquí impresiona aún más, si cabe, este impresionante puerto.

Como era de esperar, la bajada fue rápida, tranquila y sencilla, con una paradita en el mirador sobre Airolo…

Y alguna otra para inmortalizar las curvas “volantes”…

Y las carreteras elevadas.

A partir de aquí me tocó recorrer unos cuantos kilómetros por el fondo del valle donde siempre se podía ver agua en abundancia, como estas dos cascadas que cuyo cauce se cruzaba en el aire.

Después continué por esas preciosas carreteras solitarias Suizas que tanto me gustan…

Y que siempre te deparan alguna bonita sorpresa.

En esta ocasión me dirigía a otro puerto que crucé el año pasado en sentido contrario…

Y que me encontré en obras, con un buen tramo de tierra…

Y es que en verano siempre hay obras en Suiza, siempre.

Pero la espectacularidad del paisaje…

Y el fantástico trazado de la carretera…

Me hicieron olvidarme de todo al llegar al pantano…

Del San Bernardino Pass.


Ese día era Domingo y había bastante ambiente a pesar del frío.

En la bajada Santi paró a hablar con unos jubilados alemanes que llevaban un curioso mapa de Europa con lo países que habían recorrido coloreados y los que les quedaban por recorrer en blanco.

Seguimos rodando por Suiza y cruzando algunos pueblos con el adoquinado original de las carreteras antiguas.

Los embalses aquí son una constante, tanto en los altos como en los valles.

El siguiente puerto comenzó enseguida, con buen asfalto y bonitas curvas…

Que me llevaron al Julierpass…


Desde donde bajé al impresionante valle de St. Moritz…

A donde llegué enseguida…

Y nos dedicamos a turistear un rato…

Por este impresionante pueblo con gran nivel económico como demuestra su casino…

Y las preciosas edificaciones que hay alrededor de su lago artificial…

Incluyendo algún palacete.

Está claro que este es un destino de lujo, y se lo merece…

Pero yo seguí camino siguiendo al Bernina Express…

Y viendo alguna compañera con sidecar, que abundan bastante por aquí.

Por cierto, los suizos son muy suyos con el transporte y aquí podemos ver como compatibilizan el transporte público con las bicicletas, todo un ejemplo.

Para, para… que nos pasamos el Pass dal Fuorn casi sin darnos cuenta…

Y sin poder hacer una paradita para disfrutar del entorno.

Paradita corta, eh, que seguimos viaje abandonando Suiza para volver a entrar en Italia por una vieja carretera que conozco bastante bien y que siempre está repleta de ciclistas.

Ya se, ya se… siempre me hago una foto en esta curva, la primera curva, o la curva 48.

Mira, los italianos también ponen carteles muy claros sobre los peligros de la carretera…

Por lo que lo mejor es disfrutar con tranquilidad del paisaje.


























Y de paisaje este puerto no se puede quejar…

Puesto que cada tramo es un verdadero espectáculo visual.

Pero bueno, continuamos el ascenso…

Y enseguida llegamos a la zona alta, la mas interesante…

Donde volví a ver a otro coche-foto apostado para inmortalizar el recuerdo de todas las motos, coches y bicis que pasamos por allí.

En fin... cumbre una vez más, de nuevo en el Stelvio.

Aprovechando que hace un buen día, subí hasta el mirador del refugio alpino…

Donde Santi y yo nos hicimos una bonita foto con la parte superior del trazado del puerto…

Antes de volver a disfrutar del ambiente dominguero del puerto.

Y es que nunca había estado por aquí en domingo…

Y daba gusto ver como llegaban grupos y mas grupos de compañeras, muchas de ellas deportivas que venían "a hacer curvas”.

Tras un buen rato viviendo el ambiente del Stelvio, emprendí la bajada por la vertiente sur y a los pocos kilómetros me desvié hacia Suiza…

Para entrar por el Umbrail Pass..

Y descender este bonito puerto…

Plagado de curvas, compañeras y paisaje…

Pero cuya peculiaridad principal, el tramo de tierra a mitad de camino…

Corre serio peligro de desaparecer, ya solo quedan unos cuantos cientos de metros y las máquinas que había por allí presagiaban un rápido asfaltado de lo poco que queda.

Aun así, el puerto merece mucho la pena por trazado y paisaje…

Que en la parte baja nos muestra toda la grandiosidad de los valles Suizos.

Volví a cruzar el Pass dal Fuorn en sentido contrario…

Para hacer cola a la entrada del curioso túnel de Munt la Schera  que me devolvería de nuevo a Italia.

Un curioso túnel de peaje (carísimo) de unos 5 kilómetros y de un solo carril donde hay que hacer cola esperando a que el semáforo se ponga en verde para cruzar a una velocidad máxima de 50 kms/h. Quería conocerlo pero no volveré a pasar salvo que sea totalmente necesario.

Al menos, a la salida me encontré con el impresionante muro de la presa del lago di Livigno.

Un poco mas allá, en el pueblo de Livigno, me dediqué a buscar algo que había leído en crónicas de otras motos viajeras y… lo encontré: MIRA QUE PRECIOS.

En fin, llevaba el depósito mediado pero no pude resistirme a llenarlo a poco más de un euro el litro.

Con la barriga llena comencé el ascenso del siguiente puerto…

El Passo Eira,…

Con muy poco tráfico…

Y unas vistas impresionantes…

Que nos llevan enseguida al siguiente puerto, el Passo Foscagno…

Desde donde descendimos a Bornio para que yo descansase en el bonito hotel de ese día mientras Santi turisteaba un poco.

Al día siguiente teníamos pensado comenzar el regreso pero hubo cambio de planes por la noche y volvimos a encaminarnos al alto del Stelvio por la cara sur, desde Bormio…

Disfrutando de la carretera solitaria, con tan solo un par de furgonetas que subían a atender los puestos que hay arriba.

Este puerto es impresionante por cualquiera de sus tres vertientes…

Y, por suerte, volvemos a tener buen tiempo.

Mira, arriba parece que va a hacer sol y todo..

Y además prácticamente no hay nadie…

Salvo algún operario de limpieza que se dedica a quitar las piedras y otros obstáculos que van cayendo en la carretera.

Buscamos un sitio guapo en la curva dos y esperamos hasta que vemos aparecer a una pareja en dos motos…

Que van subiendo poco a poco y parando en algún sitio para hacer fotos y disfrutar del puerto.

Una curva, otra curva…

Y cada vez se acercan mas mientras Santi no para de hacerles fotos.

Mira, en la 4, justo debajo de nosotros…

Y ya están aquí, en la curva 3…

y… saludando.

Debajo del casco se pudo oir perfectamente “no me lo puedo creer, no me lo puedo creer…”.

Y ahí están mis dos amigas…

Llegando por primera vez al Setelvio.

Una bonita GS1200 y una pequeña y guerrera Z800 con sus intrépidos pilotos Juan y Carmen respectivamente.

Venga, una foto las tres juntas… venían de un estupendo viaje que les llevó a recorrer gran parte de Rumanía… Rumanía nada menos.

Después de un rato de charla, reemprendimos la marcha juntas disfrutando de unos kilómetros en compañía…

Hasta llegar a Bormio, donde ellas seguirían por la carretera principal hacia Turín…

Y yo me desviaría a al este para ascender otro puerto…

De los grandes, de los colosos de los Alpes.

Nada menos que el Gavia,…

Un paraíso para motos, coches y bicicletas…

Que supone un auténtico desafío para estas últimas.

En la bajada Santi no se aguantó y tuvo que parar a hacer fotos y más fotos al paisaje…

Porque hay que reconocer que se lo merece…

Hasta llegar a la parte mas baja donde mejora mucho la carretera pero nos metemos en un precioso bosque que no nos deja ver a lo lejos.

Unos kilometritos por el valle y de vuelta a subir al siguiente puerto…

Que es otro santuario para los ciclistas,…

El mítico Mortirolo.

Mira, suben extenuados pero felices.

En la bajada volvemos a parar en el monumento a Marco Pantani, el Pirata. Me llama la atención que quitaron todos los recuerdos que solían adornar este sitio.

En fin, continuamos el descenso disfrutando de la carretera y sus curvas…

Hasta que llegamos a Tirano…

Y volvemos a reencontrarnos con el Bernina Express.

Ya que estamos vamos a subir el siguiente puerto…

Que nos saca de Italia para llevarnos de nuevo a Suiza…
 
Donde nos encontramos con un grupo de enormes primas Goldwings… ¡con remolque!, en unas obras, como no.

Y ya está, otra vez en el alto del Bernina, el primer puerto que coroné en los Alpes allá por el 2009, con menos de un año de vida.

Disfrutamos un rato de la soledad del puerto y del pantano, aunque la niebla apenas nos dejaba ver el glaciar…

Y bajamos de nuevo a St. Moritz donde pusimos rumbo oeste para emprender oficialmente la vuelta a casa desde el último puerto, el Malojapass.

Otra foto a su bonito trazado…

Y hacemos los últimos kilómetros por nacionales en Suiza, Italia,...

y Francia…


Para volver a la autopista y ver la “fauna” que circula por ellas.

En esta ocasión decidí volver a España por la Jonquera…

Donde abandoné la autopista…

para llegar a casa por carreteritas más divertidas con algún puerto que no conocía, claro.

Y ya está, fin de viaje en el Chiringuito Motero de Arriondas donde Santi comió como un señor y yo descansé un ratito de esta semanita por los Alpes.



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6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Me alegro, Koper, lo Alpes es un destino que siempre mola recordar. Gracias por leer el blog y por el comentario :)

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  2. Me encantan tus viajes, esta ultima salida de 2015 me parece muy interesante, y estoy pensando en copiarla para hacerla con un amigo .Te queria preguntar si dispones del mapa de la ruta y saber los dias que empleastes en la misma.
    Muchas gracias y espero seguir disfrutando con tus viajes.
    Estuvimos en 2006 en Suiza y en 2011 en Cabo Norte. y como los recuerdos de los alpes se van borrando poco a poco estoy desaando revivirlos.
    Un saludo agradecido.

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    1. Por supuesto que puedes "copiarla", para eso la publico. Te contesté por privado con los puntos por los que pase y el tiempo que emplee, no lo pongo aqui porque es un buen tocho. Muchas gracias por leer el blog y por el comentario :)

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  3. Gracias por la crónica. Los Alpes los tengo en la agenda como asignatua pendiente, sobre todo el Stelvio. Si me pudieras enviar tus planos de las rutas me serían de gran ayuda. Mi correo es fjburgues@gmail.com

    Un saluduco desde Cantabria.

    Javier

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    1. Gracias por leer el blog y por el comentario, te mando un correo electrónico :)

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