Los monitores llegaron temprano, antes de que se levantase la niebla, y empezaron a preparar la parte práctica del curso.
Fueron dos dias de cursillo y nosotros nos apuntamos el segundo día, el domingo, y, como era de esperar, el aparcamiento del Chiringuito estaba lleno de motos a una hora muy temprana.
Los monitores pasaron un poco de la teórica y enseguida comenzamos con la práctiaca con cosas básicas, por ejemplo, como sujetar a un piloto solo con la pantalla.
Bueno, vale, la idea era que ellos no s sujetaran a nosotras y como yo ya pasé por esto varias veces, dejé que Mónica practicara conmigo.
La idea era dar vueltas a mi alrededor sujetándome con una sola mano mientras yo solo reposo sobre mis ruedas, sin pata de cabra ni caballete… impone, ¿no?.
Venga va, que soy una moto muy equilibrada, anímate.
Ves, a que no es tan difícil… si es que me sujeto yo sola.
Después vino la práctica para levantarme del suelo y antes de que los monitores acabasen pedir que se tumbase una moto, Santi ya me había puesto de “conejilla de indias”.
Nervios, nervios y mas nervios… pero después de buscar la postura correcta…
Con un poco de esfuerzo y algo de ayuda Mónica consiguió ponerme sobre dos ruedas.
Ahora le toca a Santi… EEEEEEHHHHH, ¡que esa no es la idea pedazo de vago!.
Alah, tira, tira, tira…
Tras las clases con nosotras paradas, llegó la hora de arrancar nuestros motores y a Mónica ya se le pasaron los nervios.
En cuanto ecucharon lo de arrancar las motos, todos los pilotos se pusieron “manos a los cascos”…
Excepto Santi, que ya estaba preparado el tio.
Unos consejos al grupo y…
Primera prueba, una carrera de lentos para tomar un poco de confianza entre motos y pilotos.
Salimos de cuatro en cuatro, que éramos muchas…
Y ante una carrera así, yo no tengo rival… estoy acostumbrada a ir despacio y la última.
Desués vinieron los conos y los giros, y ahí si que me lo pasé en grande.
Bueno, yo y todas las demás, aquí mi compañera Varadero con Mónica al manillar,
Aquí mi amiga Yamaha Tricker con Bea a los mandos,
Aquí la super Harley de Ufo con su hija de copiloto hacieno los conos como las demás.
Mientras unas disfrutábamos de los conos y los giros, los monitores daban consejos al resto.
También hubo un rato para practicar frenadas de emergendia…
Y me lo pasé tan bien que incluso en los momentos de descanso practicaba yo sola…
Hasta que nos dijeron: “Santi, a comer que se acabó la clase”. Mira que cara de resignación.
Menos mal que por la tarde aun nos quedaba un buen rato de clase práctica en ruta…
Y al final acabamos el día con una sonrisa de oreja a oreja.
Ya ves, un día perfecto en un entorno perfecto con una compañía perfecta.
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