Año 06 - Mes 06: Penitentes 2014

Para comenzar Mayo y aprovechando el día festivo más u día de vacaciones, Santi me prometió un viaje  con muchas curvas, de esos que sobre el papel ya parecen interesantes.

Comenzamos con la aproximación a la zona de salida que está a unos 750 kilómetros de Asturias, pero ya por la Rioja, comienzan las paradas turísticas. 

La primera para visitar algo que divisamos en la lejanía, a las afueras de un pueblo…

Se trataba de unas bodegas que causaban expectación por su diseño un tanto “peculiar”.

Realmente curiosas estas bodegas del Marqués de Riscal que, curiosamente, no están en La Rioja, sino en Alava.

Se pueden visitar por dentro pero había una cola impresionante, así que enseguida volvimos a divertirnos por carreteritas secundarias.

Cuando ya creí que llegaríamos a destino del tirón, nueva parada para contemplar el paisaje y hacernos una foto…

En este caso en el torreón de Navardún, en una carreterita secundaria preciosa…

Que pasa por el puerto de Cuatro Caminos…

solitario y rodeado de inmensos pinares.

En el descenso y en cuanto se empieza a divisar el pantano de Yesa…

Santi descubre un nuevo aliciente turístico, el pueblo de Ruesta, completamente abandonado pero en buen estado de conservación.

Allí me hice algunas fotos con un curioso paredón reivindicativo…

Y continué viaje dedicándole una última mirada a su viejo castillo y sus murallas en ruinas.

Ahora sí, ya estábamos cerca y en un momento nos plantamos en la carretera que va de Panticosa (donde teníamos el hotel) hasta el balneario, unos 8 kilómetros más arriba por una carretera revirada y con preciosos paisajes.


El día estaba espléndido, las cumbres nevadas, los árboles frondosos, el lago en calma….

Situaciones ideales para parar cada poco a hacer fotos.
Cuando por fin Santi soltó la cámara, conseguí llegar a la entrada del balneario donde me encontré con otra preciosa compañera.


A partir de ahí me tocó esperar mientras se formalizada la inscripción y se arreglaba el papeleo que, por suerte y al llegar tan pronto, no llevó mucho tiempo. De nuevo tuve que pasar una inspección técnica en la que me pidieron que cambiase el neumático delantero.

Se que estaba un poco justo, pero nada del otro mundo. No obstante, cuando me apunto a estos eventos lo hago con todas las consecuencias y acato las decisiones de la organización, así que me acerqué al puesto de neumáticos y lo cambié. Además… nunca se sabe cuántas veces podré sacarme una foto en un sitio así con dos profesionales tratándome con todo el cariño del mundo…

Concluido el trámite, me pusieron la correspondiente pegatina y pasé a ser oficialmente una integrante de la caravana de la 9º Ruta de los Penitentes.

Dimos por finalizado el día y la mañana siguiente apareció radiante desde el balcón del hostal en el que nos alojamos en Panticosa.

Como no podía ser de otra manera, enseguida nos pusimos en marcha por los alrededores, comenzando por el valle de Hecho, donde apareció la lluvia en la zona más alta.

Carreteras secundarias y bacheadas entre pinares, puede que sea un anticipo de lo que me espera mañana.

Paramos varias veces, como de costumbre, para hacer fotos en los sitios mas insospechados…

Y pronto cambiamos para otro valle precioso, el de Anzó, donde seguía lloviendo…

Pero a mí no me paran cuatro gotas… soy una moto del norte y soy imparable… nada puede pararme…

Bueno, vale… casi nada puede pararme… Voy a esperar a que este grandullón acabe con su trabajo y continúo mi camino.

De nuevo en busca de un destino turístico, uno de los pocos a los que yo puedo llegar cómodamente, la Foz de Arbayún.

Había poca gente en el espectacular mirador sobre el acantilado…

Y las vistas desde el mismo eran preciosas.

De nuevo en marcha y paramos a contemplar el embalse de Yesa en el fondo del valle.

Desde allí divisamos un enorme edificio que habíamos visto varias veces desde la carretera.

Hasta allí nos dirigimos y nueva visita turística: Monasterio de Leire.

Después de un rato volvimos a bajar al embalse de Yesa, que hacía tiempo que no veía tan lleno.

La carretera sigue en obras y no pude disfrutar de sus divertidas curvas, pero si de su paisaje, un paisaje… ¿lunar?.

Un poco mas allá Santi paró a tomar esta foto, a la que le tenía ganas desde hace mucho tiempo…

Y es que el pueblo de Berdún destaca a lo lejos sobre su colina como una visión increíble.

Varias fotos después, continuamos disfrutando del buen tiempo con hermosas vistas del pre-pirineo y el pirineo con una buena capa de nieve aun.

Aun nos quedaba tiempo para investigar otra preciosa carretera que me acercaba a una montaña rocosa a través de un precioso bosque de pinos…

Desde donde se abría algún que otro balcón con bonitas vistas.

La carretera pasa junto al antiguo monasterio de San Juan de la Peña, un antiguo conjunto bajo una especie de cueva natural formada por la montaña rocosa.

La verdad es que estos edificios antiguos impresionan…

Tanto como otros más modernos pero menos “curiosos”, como el Monasterio Nuevo o Monasterio Alto que nos encontramos un par de kilómetros mas allá.

Lo mas divertido de la excursión… la carretera, por supuesto: estrecha, revirada, bien asfaltada, bonito paisaje… un sueño.

Ya se estaba acercando la hora y Santi decidió volver al centro neurálgico de la concentración para ir empapándonos de la misma viendo el ambiente que ya era mucho más bullicioso que ayer por la tarde.

Cuando llegamos, ya había una carpa montada donde las compañeras pasaban la necesaria revisión técnica así que nos dedicamos a contemplar lo que había por allí…

Y, como de costumbre, empezaron los nervios al ver a compañeras preparadas…

Mmmmuuuuyyyyyy preparadas…

Vamos, casi como si fuesen a dar la vuelta al mundo sin tocar el asfalto y sin parar a repostar…

Menos mal que ellas, los scooters, siempre están allí codeándose con cualquier otra moto “grande”…

Incluso las más veteranas y clásicas… vamos, lo que siempre pensé: no hace falta estar super-mega-ultra preparada para estas excursiones de un día.

Yo seguí sobre el caballete en el aparcamiento mientras los pilotos fueron a un “Briefing”, vamos, lo que es una charla de toda la vida. Allí se homenajeó a pilotos ilustres, se explicó un poco el funcionamiento y se desveló algún “secreto” del rutómetro…

Porque precisamente fui a esta ruta por eso, por tratarse de una ruta de la que se desconoce totalmente el recorrido hasta el día antes por la noche en el que se entrega el rutómetro al más puro estilo París-Dakar. Por supuesto, después de la charla toca volver al hotel y “preparar a conciencia” el rutómetro como en otras ocasiones. Por supuesto, Santi llevó tijeras, celo, rotuladores, calculadora, marcadores… No es nuestra primera ruta con rutómeto y espero que no sea la última.

Como el rutómetro solo traía los kilómetros totales, Santi calculó el parcial entre cada viñeta y puso varios puntos de “inicio” para poner el cuentakilómetros a cero y no tener problemas en caso de pérdidas. Además, marcó en rojo los giros y cambios de ruta, los pasos peligrosos, los cambios rápidos de viñetas… vamos, lo normal.

Al día siguiente se daba la salida a las seis de la mañana y como había rumores sobre el corte de la carretera para subir al balneario a eso de las 5:30… nosotros nos plantamos arriba a las 4:45.

Preguntamos y nos dijeron que no había orden de salida, así que lo mejor es acercarse lo más posible para salir de las primeras.

Y allí estábamos nosotros, en sexta fila. Una foto para inmortalizar el momento mientras caía una finísima y nada preocupante lluvia.

Salimos de tres en tres y de minuto en minuto así que partimos a las 06:06 rumbo a lo desconocido, con 708 kilómetros y 6 puntos de control por delante que deberíamos ir descubriendo a través del rutómetro.

El primer tramo no tuvo ninguna complicación hasta llegar a Berdún donde ya comenzaba a amanecer y se veía una gran masa de nubes sobre los Pirineos, que era nuestro destino.

Allí comenzó la auténtica ruta por carreteras secundarias, muy secundarias, de las que a mi me gustan.

Muchas veces rodaba sola pero otras alcanzaba o me alcanzaban otras compañeras y compartía con ellas algunos kilómetros.

En las zonas más bajas estaba despejado e incluso saldría el sol por la tarde, pero a medida que nos adentrábamos en los Pirineos y ascendíamos por las laderas de las montañas, la lluvia comenzó a hacer acto de presencia, nada preocupante, solo un poco molesto por las gotitas de agua en la cámara de fotos.

El rutómetro estaba muy bien confeccionado y llegamos sin ningún problema al primer control donde puse el cuentakilómetros a cero…

Nos sacamos una foto, charlamos con  el personal de la organización… vamos, que hicimos tiempo para volver a salir en solitario.

No obstante, con tantas compañeras en la misma ruta, siempre acabas encontrándote a otros grupos así que lo mejor es unirse y disfrutar del paisaje.

Siguiente control con un aviso claro de adelantamientos peligrosos en varios kilómetros…

Así que sello la tarjeta y salgo un buen rato después de unas compañeras.

Como van en grupo y un poco más lentas, las alcanzo enseguida así que aprovecho para parar y sacar unas cuantas fotos.

Llegamos a un punto que teníamos marcado en rojo en el rutómetro: la última gasolinera antes de entrar en Francia. Nuestra primera idea era pasarla porque aun tendría otros 200 kilómetros de autonomía pero como vimos que había poca cola (salí de las primeras y me pasaron pocas compañeras) decidimos repostar tranquilamente.

Más adelante entramos en una zona que desconocía y que… sigo desconociendo porque la niebla no me permitió ver más allá de unos 15-20 metros.

Continuaba la lluvia, nada preocupante, estoy acostumbrada, pero la niebla no la soporto… no me deja ver los paisajes. Menos mal que al fondo se ven grandes claros.

Llegué al control 3 en el Col de Soudet sin ningún problema pero allí no había ningún control. Hubo un buen desconcierto entre todas las compañeras que estábamos por allí, perdidas, rodando en todas las direcciones…

Hacía mucho frío y había una niebla muy espesa con la nieve al lado mismo de la carretera.

Después de tres cuartos de hora y un montón de kilómetros extras, tuve que desistir y continuar la ruta “saltándome” un control, algo que no llevo muy bien… pero al menos el paisaje del siguiente tramo mereció la pena.

Tanto que me paré a tomar unas cuantas fotos mientras varias compañeras me adelantaban y las oía parar poco después…

Que es donde se había situado el control, un cambio sin avisar que nos despistó a muchas. No obstante, seguimos ya por tierras francesas entre bonitos bosques y solitarias carreteras…

Hasta llegar a la ciudad de Pau, que debimos atravesar entera no sin dificultada, para llegar a la zona de la comida de los pilotos.

Después de comer rápido aunque con bastantes problemas logísticos por parte de los responsables del restaurante, volvimos a ponernos en marcha desde el aparcamiento para la zona de “bolos” de esta ciudad.

El siguiente control no fue nada fácil de encontrar puesto que estaba en una plaza en el sur de la ciudad de Pau y tuvimos que volver a atravesar por segunda vez este infierno de semáforos, direcciones prohibidas, calles peatonales… vamos, una locura teniendo en cuenta que veníamos a rodar por los Pirineos.

Al menos pudimos dar una vuelta al circuito urbano de Pau…

Todo un descubrimiento, la verdad, con un trazado que se puede recorrer en toda su longitud sin mayores problemas.

Una última foto en la línea de meta con los semáforos de salida…

Y de nuevo en marcha para volver con algo de dificultad a lo que veníamos buscando: la naturaleza salvaje de los Pirineos.

El primer puerto de la tarde fue el Col de Soulor por la única vertiente que aún no conocía, así que hice algunas fotos con el impresionante tramo que une el Soulor con el Aubisque.

Mientras, otras compañeras seguían su marcha…

Pero yo iba muy bien de tiempo, así que me limité a rodar sin prisas disfrutando de los paisajes…

Y de las desconocidas carreteras que nos deparaba el rutómetro.

De vez en cuando parábamos a hacernos la foto de rigor con algún nuevo puerto aprovechando que el clima de la tarde se hizo mucho más agradable para tomar fotos.

Nueva parada ante la inmensidad de un puerto paralelo al Col del Aspin…

En el que también me hice la foto de rigor, por supuesto.

El rutómetro indicaba un nuevo control en este punto y allí estaban las señales que lo indicaban.

Como llegamos en solitario, preguntamos a los chicos de la organización y nos dijeron que delante solo iban 17 a 20 motos y que la moto “bandera roja” aún no había pasado, así que íbamos muy bien de tiempo, incluso adelantados al haber sobrepasado a la “bandera roja”.

Después de unos 20 minutos de charla, me descolgué ladera abajo tranquilamente y en breve me adelantó la “bandera roja”, así que voy bien de tiempo.

Anda… al llegar abajo, cerca de Arreau, la “moto bandera roja” parecía un poco perdida, así que como hacía sol, tenía tiempo de sobra y no tenía prisa, decidí acercarme al pueblo de Sain-Lary-Soulan para repostar y que Santi comprase un par de recuerdos y tomase un café.

Volvimos a la ruta ascendiendo al Val de Louron…

Donde su estación de esquí me sigue llamando la atención tanto como la primera vez que la vi.

Descenso a Saint-Lary-Soulan por la otra vertiente y rumbo a España a través del túnel de Bielsa.

Tras una breve parada, lo justo para colocar el rutómetro, nos dimos cuenta de que no íbamos tan bien de tiempo como creíamos, así que apretamos un poco el ritmo y enseguida llegué al control 6 a la entrada del Cañón de Añisclo.

Sello, arranco y me encuentro con una pequeña caravana de compañeras.

Como es casi imposible adelantar sin peligro, opto por la decisión más lógica: me paro a hacer fotos.

Y la verdad es que el sitio merece un paseo tranquilo para disfrutar de las vistas…

Aunque no hay muchos sitios para parar a gusto.

Continuo siguiendo el rutómetro y al llegar a Broto ya está oscureciendo, al menos podré hacer todo el puerto de Cotefablo sin que Santi pare a hacer más fotos.

Llegué a Biescas de noche y, aunque sabía que la ruta continuaba por la Hoz de Jaca, decidí seguir recto porque Santi ya no veía el rutómetro. Llegamos al Baleario de Panticosa a las 10:03. No había nadie de la organización para recibirnos, una llegada un tanto “triste”.

Aquí surgió una curiosa anécdota. Santi preguntó a la gente que estaba allí por el último control y “alguien” le dijo que estaba a la salida del camino del pantano, el que se hacía por la Hoz de Jaca y que nos saltamos porque creímos que de noche no se haría. Sin pensárnoslo dos veces, deshicimos los 15 kilómetros hasta el muro del embalse de Búbal, fuimos hasta la Hoz de Jaca, cogimos el camino del pantano totalmente de noche, por una carreterita muy estrecha, llena de gravilla, con dos corzos que se cruzaron en nuestro camino, un par de compañeras perdidas… y llegamos a El Pueyo de Jaca, donde se suponía que estaría el último control… pero no estaba. Volvimos al Balneario, Santi se acercó a la mesa de la organización, preguntó y le dijeron que ese último control se había suprimido. Pero podían haber avisado o puesto algún cartel, ¿no?. En fin, le dieron el diploma que acreditaba “todos los controles pasados” y nos fuimos con una sensación un tanto decepcionante.


Al día siguiente solo quedaba por deshacer el camino hasta Asturias, pero no podíamos dejar pasar la oportunidad de visitar el famoso camino del pantano pero “de día” y admirando el paisaje, como debe ser.

La carretera es estrechita y llega de gravilla por las obras que están haciendo, pero nada preocupante comparado con la aventura de anoche.

Así que aprovechamos el buen tiempo para hacernos unas fotos en el mirador…

Que estaba espléndido con las montañas nevadas al fondo y un sol radiante.

Y con esta última foto dimos por finalizada nuestra primera participación en Penitentes, una ruta caracterizada por la “navegación por rutómetro” y muchos kilómetros por montañas. Desgraciadamente, en esta edición sobró totalmente el tiempo perdido (un par de horas) en la jungla urbana de Pau, y los pequeños fallos de información de los controles 3 (Soudet), 4 (Pau) y S2 (El Pueyo de Jaca) deslucieron en gran medida el  gran esfuerzo de la organización de esta preciosa
aventura.
 

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2 comentarios:

  1. Otra crónica genial, al igual que las fotos.

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  2. Muchas gracias Antonio, los lugares por los que pasé ayudan a que las fotos sean buenas :)

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